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El superhombre sabe como evadir el dolor, evitar las circunstancias que lo producen; fijarse fines y metas en esta vida; trabajar con la razón y el entendimiento por lograr éstas; controlar sus emociones, se cumplan o no éstas metas. Sabe ser fuerte en los fracasos, entenderlos y superarlos. Este superhombre es su propio Dios, depende de su propia fortaleza y de las colectivas; no cree en las supersticiones ni en los hábitos y costumbres que lo autodestruyan y le nublen el camino hacia el conocimiento y su libertad. Observa las injusticias a priori y se pronuncia por las causas justas y además lucha por ellas. No lo acosa el tedio porque su fortaleza intelectual, corporal y espiritual le hace tener una existencia rica en pensamientos y buenas acciones; tiene ocios sanos. El superhombre adquiere la necesidad de aprender, trabajar honradamente, estudiar, observar, reflexionar, meditar. No es egoísta para pensar y representar solo a su especie, considera que ésta es una más entre muchas y tiene una relación armónica y de de respeto con las otras, sin importar su diversidad y tamaño. No se cree el rey de la creación, más bien reconoce sus debilidades frente a los poderes, fortalezas y habilidades de otros seres vivos e inanimados. No se cree el dueño de la naturaleza. El hombre superior respeta la voluntad de la naturaleza, no la reta. Más bien sabe que debe amoldarse a las leyes de la Naturaleza y estar en franca comunicación con ella pues de no ser así la Naturaleza le regresará el karma. Tampoco se enfrenta temerariamente al azar contra el cual en ocasiones nada se puede hacer. Por lo mismo está preparado para actuar en la incertidumbre.

Naturalmente el superhombre por su superioridad inteligente y espiritual influye a otros hombres, pero no por eso los somete ni los domina, del primero que debe librar a los otros hombres es del dominio de él mismo y por el contrario con su influencia contribuye emancipar a otros hombres. Por eso es un participante activo en la política y la economía en beneficio de las mayorías, de otra manera no puede existir justicia para todos. Es constructivo y fértil.

Aspira a tener la mejor educación en la que destaca la sabiduría, tiene las mejores ideas. Así como piensa en el éxito prevé el fracaso.

Hace clara diferencia entre los bienes interiores y exteriores, cuando algún placer exterior no le llena cultiva alguna arte, ciencia, historia, deporte, sana diversión; por eso el superhombre no basa su superioridad en la cantidad de riqueza acumulada, ni su grandeza en los despechos, envidias y odios que suscita con sus competidores. Sabe que en el campo de la superación humana hay lugar para todos; ahí no hay egoísmos ni exclusivismos. Sobresale en sus pensamientos y en sus hechos.

Desarrolla la cultura física, intectual y espiritual. Con goce y recreación hace lo que le gusta a un nivel intelectual superior. Por eso es feliz moralmente, porque obtiene enseñanzas de los placeres, felicidades y alegrías frustradas en lugar de amargarse y llenarse de rencor que podría derivar en deseo de venganza desenfrenada olvidándose de la justicia. Por lo mismo sabe lograr su felicidad; ubicar lo que quiere, su vocación, sus gustos, su oficio, tiene claras sus relaciones con sus semejantes y las cosas que le rodean. El superhombre no es un ocioso inútil, siempre hallará trabajo, y es consciente que algunas actividades están llenas de satisfacciones y otras de penalidades a las cuales no rehúye.

El superhombre se encuentra entre el tipo de hombres más felices porque hace las obras más importantes para él y los demás, más y mayormente razonadas y entendidas. Como tiene gran capacidad de discernimiento y análisis su mundo se perfecciona porque tomas las mejores decisiones.

Es sindérico, de sindéresis, es decir cuida instintiva y enérgicamente de sí mismo, de lo contrario perece antes de lo previsto. Pues sabe, con toda precisión, que si es malo para sí mismo será nocivo para los demás seres o cosas. Por el contrario huye de los que se autodestruyen para enriquecer y blindar su autoconstrucción. Sabe que su cuerpo y espíritu son como templos sagrados a los que cuida en extremo y vigila escrupulosamente quienes entran, sean éstos alimentos, ideas, sentimientos y pasiones. Pues es consciente que en la sociedad hay miembros indignos y perjudiciales, que se creen los peor tratados de los seres vivientes. Por eso no se enrola en los vicios y modas nocivas que de tiempo en tiempo aparecen y que en ocasiones afectan a poblaciones y épocas enteras. De ahí que los superhombres son figuras trascendentes, al fortificarse en las mejores ideas universales, son tipos excepcionales que encuentran las salidas a situaciones complicadas cuando para otros todo parece perdido y sin alternativas.

No se deja sobornar, ni engañar, ni intimidar; es de un dominio de sí mismo y de una abnegación estoicos y que tiene un solo criterio para juzgar a todos los hombres. Posee un amplio criterio para no perderse en las vanidades de las jerarquías, los privilegios, la salud, la enfermedad, los diversos tiempos, y existencias. No es vanidoso, ni ávido de elogios humanos, honores inmerecidos, que no siempre son sinceros, pero tampoco es pusilánime, entre éstos sabe cuales merece justamente y cuales persiguen envolverlo y perderle en la vanidad y las falsas intensiones de otros.

Se ubica perfectamente ante la demanda y la oferta de poder, que constituye la tragedia de algunas almas.

Controla sus deseos. Sabe los que son realizables y los que pueden torturarle y hacerle sufrir. Cuales puede realizar por sí mismo y cuales requieren la colaboración de otros para hacerlos posible. Es por eso que es agradecido con los que le auxilian y le ayudan. Por eso cree también en otros grandes hombres. Pues sabe que sería pequeño y ridículo si no creyera en los grandes hombres.

Es rico en aptitudes y en energía para desarrollar esas aptitudes, de lo contrario es un tanto inútil y desperdiciador de su potenciado talento.

Tiene desarrollado el sentido de franqueza y veracidad porque no quiere engañar, odiar, ni ser engañado, pues sabe que la sinceridad genuina, profunda y grande, es característica fundamental de algunos héroes de cualquier actividad en bien de la humanidad o comunidad. Ya que el hombre de verdadero talento, es el hombre de noble corazón, sincero, justo, humano y valiente. Por eso desprecia la vulgaridad, el formulismo de falsas apariencias deslumbrantes y la trivialidad rampante.

El sunperhombre es orgulloso a costa de sus necesidades más apremiantes las cuales pueden apretarle la existencia sin hacerle perder su orgullo y dignidad, y a pesar de ello, conservarse, gallardo y noble. Por eso es fuerte, capaz de avanzar bajo pesada carga sin vacilar.

¿Y en el amor, cómo le va al superhombre? Debe pasarla bien, pues no cae en enamoramientos ingenuos, que cuando no son correspondidos son torturantes en ocasiones hasta el extremo de hacerle perder la ecuanimidad y la cordura. En cosas del amor actúa con sagacidad, audacia y prudencia, sabedor de que el amor comprende la unidad y lucha de contrarios.