Si ya el capitalismo mexicano manifiesta atraso respecto al avance del capitalismo en el mundo, Zacatecas dentro del entorno nacional es una entidad cuyo rezago económico resulta evidente; con fuerte expulsión de mano de obra, altas tasas de desempleo, escasa inversión y un campo descapitalizado. Tal situación difícilmente puede mejorar de manera inmediata, pero la transición de una economía agrícola a una economía industrial en el estado, así como la modernización del campo, continúan representando el punto clave para conducir a nuestra entidad hacia una situación de desarrollo.
Durante los años setenta, en Zacatecas, el señorío entendido como posesión o concentración de la tierra en manos de grandes propietarios, constituía una realidad; situación no del todo superada en nuestros días. Ello no equivale a decir que Zacatecas vivía entonces un sistema de producción de tipo feudal, o bajo algún otro modo de producción precapitalista. Tal planteamiento sería tan ilógico como plantear la idea de que por la actual presencia de huicholes en Zacatecas, es ésta una entidad que vive en la comunidad primitiva.
La realidad es que, independientemente del grave atraso en que viven ciertas regiones de la entidad, ciertos estados del país, o este respecto a otras regiones del mundo, se vive y transcurre bajo la lógica y dominio de las relaciones sociales de producción capitalista. Son estas las que dominan en nuestra época, independientemente de que junto a ellas prevalezcan otro tipo de relaciones sociales, que estarán siempre subsumidas a las relaciones capitalistas que son las dominantes. Tal es el caso de las relaciones sociales de producción de tipo feudal, que en lo que a Zacatecas se refiere, representan solo reminiscencias o rescoldo de un pasado, en la dinámica de unas relaciones sociales de producción definitivamente de tipo capitalista.
Sin embargo, Zacatecas requiere modernizarse y dejar de ser un estado de la federación al que aún se pretende manejar como hacienda porfiriana; para ello requiere de una revolución en el ámbito de lo económico, más que en lo político: modernizar su agricultura y, de ser posible, transitar del nivel agrario al de la industrialización. Requerimos que en nuestra entidad las relaciones capitalistas de producción adquieran legitimidad plena, ya que en el momento actual es esa la manera de que Zacatecas trascienda su atraso.
El atraso en el desarrollo económico de Zacatecas y específicamente en lo que al desarrollo industrial se refiere, tiene su explicación en el pasado; en las limitaciones y obstáculos de todo tipo, a las que se enfrentó - no siempre con éxito - el proyecto de desarrollo económico de los liberales zacatecanos en la primera mitad del siglo XIX. Pero otra causa del atraso en nuestra entidad, se explica en la manera como adquiere concreción la política económica de los gobiernos emanados de la revolución mexicana y su accionar neoliberal de las últimas tres décadas.
Remontar la situación económica del estado en donde prevalece un dominio de las actividades agropecuarias, para pasar a una economía en donde sea la industria su pivote, es un reto enorme que no podrá realizarse en el corto tiempo, sino que tiene que abordarse con una visión de largo plazo; requiere de más recursos públicos de los que el Estado dispone y, sobre todo, de una visión empresarial más dinámica y decidida de la que hasta ahora los empresarios zacatecanos han manifestado.
Ahora bien, el reto que tiene el gobierno, los empresarios y pueblo de Zacatecas es doble, pues si bien estratégicamente resulta correcto el diseño e implementación de políticas tendientes a la industrialización de la entidad, también es necesario no descuidar la modernización del campo. No debe desampararse la dinámica productiva en el campo, en aras de solo llevar a la entidad hacia la industrialización, sino que deben atenderse ambos aspectos a la vez. Es necesaria la modernización en Zacatecas y eso nadie lo discute; pero el asunto es cómo lograrlo, cómo modernizar a la entidad sin destruirla en el intento.
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