Diez, nueve, ocho, siete… escucha en la membrana la cuenta regresiva y no desea recordar cuántas veces ha hecho este viaje; pero no tiene otra opción, su condición distinta la hace ser la única apta para realizarlo. Nunca hubiera imaginado lo incómodo que es ser excepcional. Recuerda los eventos que la hicieron llegar a este momento y se clava en su pensamiento una pregunta: ¿cómo es que aún se pueden autodenominar seres humanos si ya casi no hay en ellos nada de lo que designaba este concepto? Y es que desde “La Catástrofe” ya casi ninguna definición se puede aplicar a nada, los asertos sólo son descripciones y la imaginación hace el resto para los nuevos seres.