La toma de decisiones no es un acto de respuesta inmediata, sino un proceso reflexivo que tiene la dificultad inherente, en virtud de que se toman determinaciones fundamentales para la vida de una empresa o un país. Decidir entre la alternativa de ubicación del aeropuerto de la Ciudad de México, cuando en la construcción del nuevo se haninvertido grandes cantidades y se trata de un diseño valorado técnicamente a través de muchos años, no puede hacerse con ligereza. Compararlo con Santa Lucía, es un ejemplo clásico de un proceso de toma de decisiones. Para el aeropuerto de Santa Lucía no hay estudios: se trata de una zona de uso militar que prácticamente debería reconstruirse por completo si se tratara de darle un uso comercial. Habría que probar los modelos de aeronavegación para dar certidumbre a la decisión de elegirlo por sobre el que ya se construye. Además, es necesario implementarlo junto al que ya opera en la actualidad y que ha llegado a niveles de saturación: un lugar que existe desde que Pedro Infante y Jorge Negrete recibían a las artistas españolas al arribar a México. Se decidió su creación en los llanos de Balbuena en 1911 y se decide iniciar formalmente su operación en 1928. Esa fue una toma de decisiones al ratificar su lugar de creación y operación.
Imagínese a la sexta potencia mundial del turismo, que ya es México, recibir aviones comerciales en el aeropuerto de Santa Lucía y trasladar equipajes y personas para vuelos en conexión que partan del aeropuerto Benito Juárez. México distribuye pasajeros para Centro y Sudamérica, además de para los Estados Unidos, Canadá y Europa. Imagínese la necesidad de operar un tren bala y servicios carreteros para interconectar ambos aeropuertos, en lo que constituye un trabajo monumental e innecesario. La argumentación de que el aeropuerto de Texcoco está en una zona de terreno blando, es exactamente la misma de lo que sufre el de Benito Juárez y lo que acontece con toda la Ciudad de México. La toma de decisiones prehispánica de vivir en un lago fue acertada: tenían agua, podían comer los productos del llago, ingeniaron chinampas, transportación en barcas a Zumpango y Xochimilco… años después se toma la decisión de crear la Ciudad de México en su modernidad, sobre el mismo lago…y aquí vivimos.
Las decisiones que se toman “con el corazón” no son ni óptimas, ni factibles ni racionales. Se requiere un análisis cuidadoso para revisar si la potencial decisión cumple con los parámetros de la racionalidad. Decidir sobre el lugar de la terminación del aeropuerto no tiene en realidad nada que hacer: ya está resuelto y fue bien analizado y no puede pasar por procedimientos de ratificación a través de la voluntad popular, en virtud de que decidir es elegir en un momento dado, entre situaciones alternas, pero siempre usando la cuantificación y racionalidad al valorar opciones.
Tomar decisiones sobre el director del Fondo de Cultura Económica, asignado la responsabilidad al señor Paco Ignacio Taibo II que es un escritor, poeta y activista popular, es realmente temerario: ¿se sabe acaso si conoce de finanzas, de mercadotecnia, de manejo del capital humano, de sistemas de cómputo, de planeación, de manejo de inversiones, de manejo de inventarios y de la promoción de los libros como producto? A Taibo hay que dejarlo donde está, porque además construyó una imagen grosera y agresiva de lo que sería el triunfo de López Obrador. Habría que definir el perfil para ese espacio, donde han estado ex presidentes de la República, ex funcionarios de alto nivel, podría haber un ex gobernador culto -que no abundan-, algún ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México o del Politécnico, instruidos en el manejo financiero, en la promoción de la cultura y que conozcan de la promoción de materiales sensibles como son los libros.
Resolver entre varias alternativas es tomar una decisión. Sin embargo, el proceso no es tan simple. Al presidente electo le falta un método racional de toma de decisiones. Alejandro Encinas tiene más capacidad para dirigir la Secretaría de Gobernación que quien ha sido nombrada: esta es una decisión equivocada, porque Gobernación requiere un mando político que lo tiene Encinas y un poder administrativo que también él posee luego de haber dirigido una de las ciudades más grandes del mundo.
Porfirio Muñoz Ledo es un gran acierto y así lo ha demostrado, para ser el líder de la Cámara de Diputados en esta transición que parecía aterciopelada y que se ha convertido en un proceso sumamente difícil.
Eliminar el Estado Mayor Presidencial que no sólo tiene la custodia del Presidente, sino que maneja muchos aspectos de estrategia militar es un error. Es fatal reemplazarlo por un grupo de analfabetas de la seguridad conducido por amas de casa y guiadas por un restaurantero. Hacen falta adiestramiento y capacidades probadas.
La decisión tomada por la potencial directora de Conacyt, de cancelar convocatorias y procesos de beca en curso, es una verdadera torpeza. Fui asesor de Conacyt durante 5 años en la selección de becarios nacionales y extranjeros. Éramos un comité: conozco a la perfección ese proceso, además de ser rector de dos instituciones educativas y de mi experiencia de más de 20 años como profesor de maestrías y doctorados en varias universidades. Un alumno que aspira a una beca puede durar hasta dos años para cumplir requisitos que estas solicitan: el manejo al 100 por ciento del idioma, conocimientos a profundidad en el área donde competirá, el envío de solicitudes que para el extranjero duran hasta un año, y si logra cumplir con todo lo requerido participa en la convocatoria del Conacyt hasta un año antes. Habrá que imaginar lo que sucederá con todos esos jóvenes que optaron hace un año y que en septiembre debieron haber salido del país, provoca el ridículo para México y la frustración de los aspirantes que tendrán que reponer el procedimiento que puede costarles otro año sin trabajar, y a quienes se les priva de un privilegio académico que habían logrado.
Hay procedimiento, varios, para la toma de decisiones: que el presidente de la República, donde se centra esta facultad, debería revisar. Meter las manos en el Banco de México podría ser fatal. Allí están lo técnicos financieros que conocen su trabajo.
Buscar entrometerse en las decisiones del Ejército es un error, porque el Ejército no nació ayer: existe un proceso largo donde los revolucionarios han transitado hacia la institucionalidad. El manoseo es peligroso. Habrá que recordar que este es un sector que dialoga poco pero cuando han ascendido al poder en otras naciones, han tardado demasiado en bajarse.
La oportunidad histórica la tiene López Obrador y no podemos quitársela. No voté por él sino por Marichuy. ¿No es acaso Charles de Gaulle el líder de la resistencia de la Segunda Guerra Mundial y el presidente más amado de Francia? López Obrador es, el presidente más votado en los tiempos modernos, si bien en porcentajes el viejo PRI lo doblaba en números. Tiene la oportunidad histórica de fundar la Cuarta República, pero la serenidad lo abandona con frecuencia. Su discurso en ocasiones llega a ser vulgar y ofensivo para sectores que requieren de acuerdos o alianzas. El asumir la Presidencia antes del tiempo formal fue un error, porque lo que ha perdido es su popularidad y lo que ha ganado son confrontaciones innecesarias.
Conozco a AMLO desde el 88: fuimos la primera generación de gobernadores del entonces naciente PRD: él por Tabasco, yo por Zacatecas, Heberto Castillo por Veracruz, Cristóbal Arias por Michoacán y después compartimos muchas vivencias con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano: tomamos decisiones colectivas, planeamos elecciones, definimos presupuestos y ganamos la Ciudad de México con una estrategia electoral de primer orden: 3 a 1 contra el PAN, 2 a 1 contra el PRI. López Obrador nos ayudó, cuando fui presidente del PRD en el Estado de México, a ganar elecciones en Nezahualcóyotl, Chalco, Ecatepec, Valle de Chalco, Texcoco y 40 municipios más. Fuimos primera fuerza electoral y tuvimos la primera presidencia de la Cámara de Diputados de un partido opositor en el EdoMex. Pero también lo ayudamos a ganar la presidencia del PRD contra Jesús Ortega. Fuimos una minoría que hizo milagros electorales: ganarles a las corrientes fue un mito derrumbado.
También le ayudamos a que ganara la ciudad de México.
AMLO es un líder íntegro y absolutamente funcional, pero hoy las caricias del poder lo están deformando. Ayudemos todos a su reconfiguración, porque la nación lo necesita y no puede perderse esta oportunidad histórica sin que podamos medir las consecuencias de ello.